Cada
vez que escribo, o leo, una frase sobre cómo tocar el bajo me viene a la
memoria un montón de situaciones en las que, lo dicho, no sería correcto, y
otras en las que sí lo sería. Separar las unas de las otras es tarea de cada
uno. Hay pocas cosas que funcionan siempre. ¿Es bueno ecualizar nuestro bajo
sin pizca de agudos o medios?, ¿cuándo conviene hacer un relleno al final de
frase?, ¿y un solo?, ¿es recomendable introducir notas percusivas? La respuesta
a este tipo de preguntas será siempre condicional.
Wow, ¡cuánta inseguridad me crea esto! En absoluto. Dejemos de buscar el manual de trucos infalibles, eso que siempre suena bien y nos hace quedar como grandes bajistas y músicos. Tocar música, como cualquier manifestación artística, implica explorar, y también arriesgarse. Cierto es que un buen entrenamiento amortigua las caídas, pero nunca se deja de aprender, de mejorar. Y nunca se sabe lo que sucederá encima de un escenario.
Aprender a relajarse es parte del secreto. La otra parte es la de siempre: utilizar las orejas. Y no para salir volando, como Dumbo, sino para escuchar al resto de instrumentistas que tocan con nosotros, excepto si tocamos un solo solitario sin compañía alguna. Bastante obvio, ¿no? El oído nos dirá si es apropiado esto o es preferible aquello. Nos dará información sobre volumen, ecualización, armonía, ritmo, tempo, y algunas cosas más. Es imposible estar preparado para cualquier situación musical, a modo de boy scouts de la música (bass scouts?). Por lo tanto, una de nuestras mejores habilidades será la de adaptarnos al entorno. A cada entorno.
Algunas ideas:
- Lo que
     es adecuado para un estilo musical puede no serlo para
     otro. El estilo debe prevalecer. Sobre todo, cuando nos pagan.
- En un
     grupo experimental se puede uno permitir todo, mientras
     se ajuste al experimento; en un grupo purista, o de estilo, hay que
     respetar el estilo musical.
- La cantidad de
     notas a tocar irá en función de nuestro sonido: cuanto más
     grave y más sustain, menos notas. Y viceversa.
- Cuanto
     mayor sea el número de instrumentistas que tocan a la vez
     que nosotros, menos notas. Y viceversa.
- Es
     importante reaccionar a lo que está sonando y llenar
     los huecos. Pero no todo hueco que veamos. Como un arquitecto:
     puedes construir, pero deja también zonas verdes y espacio para las
     calles.
- Si la
     canción suena turbia, simplifica para limpiar (menos
     notas). Puede que no arregles la canción, pero ya no será tu culpa.
- Es
     interesante concordar sonoramente con el resto de la
     banda. Hay baterías que suenan más pesado y otros más ligero. Y lo mismo
     con guitarristas y otros "-istas".
      Como siempre: prueben, comprueben y
experimenten. No den nada por supuesto.

