jueves, 24 de diciembre de 2015

Feliz Navidad y próspero 2016


martes, 4 de agosto de 2015

Ajustando el ritmo (y II)

Si has leído la primera parte de este artículo y quieres saber cómo ajustar tu ritmo para conseguir efectos interesantes, aquí encontrarás todo lo necesario.
Cómo conseguirlo

Como dijimos en la primera parte de este artículo, desplazar mínimamente nuestra pulsación con respecto al tempo no hará que perdamos el ritmo. Nuestras notas sonarán desplazadas con respecto al tempo, pero equidistantes entre sí. El terreno entre la última semicorchea de un tiempo y la primera del tiempo siguiente es nuestro hueco para producir el pequeño desajuste. Para practicar, colocaremos el metrónomo a un tempo lento, para controlarlo mejor, digamos a 60 bpm. Practicaremos con una figura muy sencilla, que no nos haga pensar para ejecutarla. Así nos podremos concentrar en el ritmo. La siguiente figura, un arpegio de A, podría servir:

Fig. 1

Ya tenemos todos los ingredientes. El siguiente vídeo muestra de qué forma podemos producir ligeros desajustes en nuestro tempo para dar una intención distinta a nuestras líneas de bajo.



Como siempre, se trata de practicar hasta tenerlo dominado. Una vez dominemos lo básico, podemos seguir experimentando nuestros desajustes con velocidades distintas (más rápidas) o compases distintos (en 12/8, por ejemplo, conseguiremos un efecto muy interesante en cualquier blues).

lunes, 3 de agosto de 2015

Ajustando el ritmo (I)

Como bien sabe todo bajista, y desde estas páginas hemos repetido hasta la saciedad, llevar un buen tempo es fundamental. Cuanto mejor nos sincronicemos con el ritmo que está sonando, con su pulsación, mejor serviremos a la música que interpretamos. La música se compone de ritmo y armonía, pero si no respetamos el ritmo, de nada servirá que toquemos las notas correctas. Por eso, una de las primeras tareas de todo bajista es adquirir un buen tempo, entendiendo por tal la capacidad de sincronizarse a la perfección con cualquier ritmo.

Sin ritmo no hay diversión

Empecemos por aclarar una cosa: el ritmo no es lo que toca el batería. El batería se sincroniza con el ritmo. Entonces, ¿de dónde sale el ritmo? Muy fácil. El ritmo se crea al establecer una secuencia de sonidos. Puede crearlo cualquier miembro de la banda. Puede hacerlo el batería, dando los típicos golpes con las baquetas para marcar el comienzo, o puede darlo cualquier instrumentista ejecutando una frase, frase que llevará un ritmo incorporado. Una vez sucede esto, se ha creado un ritmo, con una velocidad dada, al que todos deberán ajustarse para ejecutar la pieza, aunque con ciertas libertades, como veremos más adelante.

Todo ritmo consta de una serie de golpes sonoros equidistantes entre sí. Por lo tanto, si tomamos el número de golpes rítmicos que caben en un minuto obtenemos la velocidad del ritmo, que se expresa en golpes por minuto (en inglés, beats per minute, abreviado "bpm").
Adquirir un buen tempo es tarea de todo músico, sea cual sea su instrumento. En bajistas o baterías, las tarea pasa de ser importante a crucial, puesto que conforman la base rítmica de la banda, y si esta no funciona, nada de lo que se toque sobre esa base sonará decente. Así que nos ponemos a practicar con el metrónomo, y después de mucho empeño nos convertimos en bajistas buenos y confiables. Dormimos mejor, disfrutamos más de la vida y nos sentimos, por momentos, un poco más cerca de los grandes genios de la música.




Desajustando lo que tanto nos costó ajustar

Sin embargo, todavía queda algo que podemos practicar con respecto al tempo, algo divertido que aporta un poco de magia a nuestro ritmo y a nuestro sonido. Un concepto avanzado que elevará el nivel de nuestra forma de tocar. Consiste en tocar un poco por detrás o un poco por delante del rimo. Seguimos sincronizados con el ritmo, pero le imprimimos un pequeño desajuste, casi imperceptible. Como es fácil de adivinar, si tocamos un poco por delante del ritmo, añadiremos ímpetu a nuestra música, movimiento, urgencia. Sería muy apropiado en tempos rápidos de swing, por ejemplo. Por el contrario, si tocamos apenas por detrás del ritmo aportaremos esa pereza, esa calma tan cool que, en algunos estilos, puede ser el toque definitivo que necesitaba la mezcla. En reggae, dub o hip hop se utiliza mucho.

Saboreando el nuevo sonido

Después de tanto tiempo entrenándote para tocar a tempo, para hacer coincidir todas tus notas con los golpes rítmicos, es natural que tocar ligeramente fuera del tempo te provoque conflicto. No te preocupes, desaparecerá con un poco de práctica. De la misma forma que aprendiste a tocar justo sobre el tempo, controlarás cuándo tocar por delante o por detrás de él. Antes de entrar a describir la técnica, te invito a presenciar el siguiente vídeo, a cargo de ese gran bajista jamaicano que es Devon "Pattihead" Bradshaw. Aunque la explicación se enmarca en un claro contexto reggae, una vez domines la técnica podrás aplicarla a cualquier estilo. Si no entiendes el inglés puedes hacer lo siguiente:

  1. Hacer clic sobre este enlace y descargarte el archivo con los subtítulos.
  2. Usar como navegador Google Chrome, gratuito, e incorporarle la aplicación "Subtitles for YouTube", también gratuita.
  3. Por último, arrastra el fichero de subtítulos a la parte inferior de la pantalla de YouTube. Listo.

¿Qué tal? Interesante, ¿no? Más que eso, sin duda. En la segunda parte de este artículo explicaremos cómo conseguir eso que Mr. Bradshaw ejecuta tan bien. ¡No te lo pierdas!


miércoles, 4 de febrero de 2015

Entrevista a Eduardo Martí


Introducción

Eduardo Martí (Gandía, 1948), es un veterano bajista valenciano, y también guitarrista, compositor, arreglista y excelente persona. Su currículum es apabullante. Ha tocado en montones de grandes grupos y se ha codeado con músicos de mucha talla, y esto sólo se consigue con un alto grado de calidad musical y humana. Por citar algunos, icónicos del rock valenciano y español, Los Duendes, Los Tifones, Els 5 Xics, Los Inhumanos, Al Este, Polvos de Talco Baxter, Jah Macetas, La Gran Esperanza Blanca, Julio Galcerá & Mala Seguida, Danny Boy & The Jumpers, Burguitos, Mocedades, Revólver, Amistades Peligrosas, Eduardo Bort, David Civera, Francisco, Juan Bau, María Jiménez, Tony Ronald… Y la lista continúa. Ha paseado sus líneas de bajo por toda España, incluyendo Baleares, cruceros mediterráneos, estancias en Canarias y una gira por México.

Como buen bajista, es poco dado a dar la nota, conformándose con un responsable anonimato en favor de cuestiones superiores: la canción, la música. Sin embargo, si le elegido para abrir esta serie de entrevistas es porque su experiencia puede servir a bajistas de todo el mundo, y porque es un testimonio de primera mano de cómo ha evolucionado el bajo desde los años setenta para desembocar en lo que es actualmente. Un recorrido imprescindible para cualquiera que desee conocer en profundidad los entresijos de este instrumento, para cualquier amante del bajo y de la música. Cientos de conciertos, grabaciones, ensayos e improvisaciones hacen de su conocimiento una auténtica biblioteca que aquí vamos a tener el honor y el placer de presentar.




La entrevista

¿Cuál fue tu primer instrumento?

Una guitarra. Tenía 15 años cuando los amigos decidimos montar un conjunto, como se decía entonces, pero todos andábamos mal económicamente, así que organizamos una rifa a beneficio de la asociación de amigos de la música y fue un éxito, ya que pudimos comprar los instrumentos que necesitábamos, aunque no todos ni de la calidad que hubiéramos deseado. A mí me tocó una Invicta bastante mala, de tacto impracticable y después tuve una Jomadi que era algo mejor. Más tarde, cuando ya empezaron a salir actuaciones nos renovamos el equipo, estuve buscando una Fender Stratocaster y en la tienda no tenían en stock en ese momento, pero probé una Fender Jaguar y me gustó. Eso ya era otra cosa, porque el sonido era grande y claro, y se acercaba al de nuestros ídolos.


¿Cuándo y cómo decidiste tocar el bajo?

En los años setenta estuve un par de años inactivo. Contacté con un grupo y me dijeron que si quería tocar con ellos. Hicimos un par de ensayos y me di cuenta de que el bajista no funcionaba. Tomé yo el bajo, me cautivó el toque y el sonido, y decidí que lo mío eran las cuatro cuerdas. A partir de ese día no paré. Me llamaban por teléfono constantemente y a veces tenía que aprenderme tres o cuatro repertorios porque estaba en tres o cuatro grupos a la vez. Estaba sumergido en el mundo de la música y tuve que dedicarme en serio, exclusivamente a ella, de modo profesional. Me hice con un Fender Jazz Bass americano de ocasión, que sonaba formidable, pero tenía el mástil curvado y no encontré ningún luthier que me lo arreglara. Así que me deshice de él y conseguí un Fender Jazz Bass made in Japan nuevo, con el que he grabado varios discos. En 1996 adquirí un Moon de cinco cuerdas que va fenomenal. Con el Moon también he grabado varios discos e hice la gira con Revólver por la Península y México.

¿Cómo era tocar en un grupo cuando empezaste? ¿Qué ha cambiado?

Cuando empecé era muy joven y teníamos pocos medios pero todo se hacía con mucha ilusión y vitalidad, con la única finalidad de divertirnos, disfrutar y pasárnoslo bien tocando, eran otros tiempos. Ahora es diferente, procuro desempeñar mi trabajo con seriedad y eficacia, aunque también disfruto, claro, pero no es lo mismo.

En cuanto al material (bajos, amplificadores, etc), ¿crees que los equipos actuales superan a los de los años 60 y 70, o hemos perdido calidad por el camino?

Referente a los amplificadores, antes eran todos a válvulas y tenían una serie de inconvenientes a la hora del traslado: si las válvulas no se habían enfriado al mover el amplificador podían sufrir daños serios y al igual que una bombilla, al cabo de cierto tiempo había que sustituirlas. El sonido producía una pequeña "compresión", pero cuando se forzaba al límite, la distorsión producida resultaba mucho más agradable al oído que los de transistores, aunque éstos últimos tienen mayor rendimiento que los de válvulas y mejoran en sonidos cristalinos y los de válvulas de ahora tampoco suenan como los antiguos.

En los bajos, si se quiere un sonido vintage la gente recurre a los antiguos. La verdad es que algunos instrumentos y materiales de las décadas pasadas tenían mucha clase pero también es cierto que actualmente se fabrican con mejor calidad y hay muchos luthiers que construyen bajos tremendos y personalizados.

¿Cuál es la mejor forma de aprender a tocar el bajo?

Para aprender a tocar se requiere mucha práctica y paciencia, observar a bajistas profesionales, oír mucha música y fijarse en las líneas de bajo, el groove. En Internet hay mucha información, a veces distorsionada o bien no se sabe por dónde empezar. Lo más aconsejable es buscar un buen profesor. Aprender a tocar por uno mismo es un buen principio. No obstante, el privilegio de aprender a tocar un instrumento con alguien que sabe cómo tocarlo, no debe subestimarse.

Hay diversas escuelas musicales. ¿Cuál es tu favorita, la clásica, el jazz o ser auto-didacta?

En mi formación musical he sido autodidacta, pero he flirteado con el jazz y con muchos estilos, géneros y vertientes musicales, sin decantarme por ninguna en concreto, aunque disfruto con la fusión. El jazz-rock me influenció mucho en su día. Para mí todo es música y me encanta. La música es poderosa.

¿Cuál es tu opinión sobre los solos de bajo?

Actualmente está muy de moda, todo el mundo quiere destacar haciendo solos de bajo. Están bien los solos, pero luego te das cuenta de que se olvidan de lo más importante, que es el acompañamiento, la base. Hacer buenas líneas de bajo es fundamental, pues facilitan la percepción de movimiento y manifiestan la estructura de la canción. Junto con la batería, forman la sección rítmica, y pueden ser simples o complejas, pero deben ser contundentes, sólidas y profundas.



Y hablando de personajes que te inspiran, ¿cuáles son tus bajistas favoritos?

¡Uf! Hay muchos, pero citaré algunos:

Willie Weeks, James Jamerson, Nathan Watts, Darryl Jones, Aston Barrett, Paul McCartney, Verdine White, Byron Miller, Gary King, Ron Carter, Eddie Gomez, Jaco Pastorius, Tony Levin, Marcus Miller, Larry Graham, Stanley Clarke, Neil Stubenhaus, Anthony Jackson, Will Lee, Abraham Laboriel, Victor Bailey, Ray Brown, Louis Johnson, Lincoln Goines, Sal Cuevas, Nathan East, Mark King, Paul Jackson, Alphonso Johnson, John Wetton...

Todos ellos son pesos pesados, no cabe duda. Hablemos de lo que te motiva para tocar. ¿Recibes inspiración de bajistas o también de otros músicos, u otras cosas?

Por supuesto de bajistas, pero también de otros músicos. Muchas veces oigo un saxo por ejemplo y me gusta lo que toca en un momento dado, y lo transcribo o lo saco de oído. Puede ser de un saxo o de cualquier otro instrumento. Creo que esto es bueno, porque cuando transcribimos estamos estudiando muchas cosas a la vez: musicalidad, lenguaje propio del instrumento, tempo, técnica, etc. Son conceptos que vamos adquiriendo poco a poco, y lo mejor de todo, lo hacemos escuchando a alguien que nos gusta y nos motiva a seguir día a día con el estudio. La mejor manera de aprender es imitando a los grandes músicos, pero sin perder tu propia identidad. Luego ya, vas encontrando tu camino.

¿Qué debería aprender un bajista?

Cuando se toca en un grupo hay que aprender a prestar atención a los demás, entender qué función tiene cada instrumento y cuál es la nuestra. Tocando con otros músicos se desarrolla un sexto sentido fascinante. Una forma de entenderse casi sin mirarse, solo escuchándose unos a otros. Eso es la música, y es algo que todo bajista debe aprender para comprender en toda su dimensión el sonido de nuestro instrumento y la importancia del arreglo, y el tono.

¿Qué debería evitar un bajista?

Ser sucio tocando. Hay que procurar tocar limpio y saber recortar las notas. El bajo es tan grave que si no tocas limpio se confunden las notas y no se entiende nada. También hay que tocar afinado y a tempo, procurar no correr.

¿Cómo se consigue que tantos buenos grupos y solistas decidan contar con tus servicios?

Manteniendo la mente abierta cuando formo parte de un proyecto. Intento comunicarme bien con los músicos para saber qué es lo que quieren. Es algo así como tener capacidad de adaptación, dejarse llevar, ser buen intérprete. Yo siempre me comporto de una forma natural e intento hacer la cosas lo mejor que puedo, no hay más secreto.

En cuanto a los ensayos, ¿hay que practicar en casa o sólo tocar cuando te subes al escenario?

Depende. Si voy a tocar con un grupo con el que hace tiempo que no toco, es lógico repasar el repertorio en casa para refrescar la memoria, o bien si hay que sacar alguna canción nueva es normal preparársela, aunque a veces da tiempo de arreglarla en la prueba de sonido. También es verdad que hay grupos que prefieren no ensayar y salir al escenario un poco a la aventura, improvisando. Si es un grupo o un artista y llevas varias actuaciones seguidas, no hace falta prepararte nada, porque se trata de repetir la selección de canciones en cada intervención. Cada cual tiene su manera de andar.

¿Cuál es tu estilo de música favorito y por qué?

Desde muy joven siempre me han entusiasmado las canciones con un toque funk. En los años 60, cuando se pusieron de moda las discotecas, ponían mucha música negra, soul y R&B (Sly & The Family Stone, James Brown...) y eso es algo que me marcó de por vida inconscientemente, me encantaba ese peso del bajo y la batería. Me gustan esos ritmos fuertemente acentuados y la utilización de riffs muy sincopados que crean un intenso y poderoso groove. El funk es una expresión abierta que se centra más en la forma de tocar que en el estilo musical específico. En realidad soy muy abierto a la mayoría de estilos. Pop, rock, reggae, etc. etc. El reggae me encanta, pues el bajo juega un papel importantísimo ejerciendo un toque rítmico que define el carácter de cada canción.

Háblanos acerca de tu equipo: bajo, amplificador, efectos…

Como he dicho al principio, el bajo que uso es un Moon JJ5 de 5 cuerdas, activo, made in Japan. Lo tengo ya hace casi 20 años y tocando slap tiene un sonido auténtico.

Tengo un amplificador Fafner 600W con dos pantallas EBS Evolution Pro Line 2000, una de 2x10 y otra de 4x10.

De efectos tengo un EBS MultiComp que lo uso a veces. Normalmente no uso efectos de ningún tipo.

Algún momento especial sobre un escenario.

Al subir a un escenario siempre se vive un momento especial pero recuerdo una vez un escenario que estaba en un foso. Cuando estábamos los músicos preparados con los cables enchufados y a punto de tocar, el propietario de la sala apretó un botón y el escenario subió a la intemperie, al descubierto, y allí estaba toda la gente esperándonos y aplaudiendo cuando aparecimos. Algo curioso de verdad.


¿Escuchas tus grabaciones antiguas?, ¿alguna que te guste especialmente?

Con esto del Facebook es inevitable, porque regularmente subo algún vídeo o audio para que lo escuche la gente, pero normalmente no lo hago. No hay ninguna grabación que me guste en especial. Es decir, me gustan todas porque ellas forman parte de mí.

Sobre el aprendizaje musical, ¿hay que aprender teoría musical y técnica, o es mejor tocar de oído?

Creo que tocar de oído es fundamental. También es necesario aprender teoría musical porque eso te hace buen músico. En mi caso empecé tocando de oído hasta que empecé a acompañar artistas que me presentaron las partituras de sus repertorios y tuve que ponerme a estudiar métodos un poco. No obstante, si me dan una partitura a primera vista, me mareo. Primero me lo estudio, me lo aprendo y lo toco, aunque si me dan un cifrado, sí que lo leo a primera vista sin problemas. Para tocar cualquier estilo es indispensable aprender armonía y lenguaje musical para fortalecer la habilidad de improvisación y para entender la música. Un músico con buen oído tendrá una gran capacidad de asimilación de conocimientos a través de la audición. Ambas cosas son muy necesarias.

¿Qué te gusta de la música actual?

No me entusiasma demasiado.

Para terminar, tu disco y grupo favorito de todos los tiempos.

Eso sí que es ponerme en un aprieto, pero en fin... me decido.

Disco: el álbum blanco de los Beatles.


Grupo: Weather Report.


Una escucha atenta

A continuación presentamos una selección de grabaciones y vídeos de Eduardo, como muestra de su carrera como bajista.


Solos de Slap






Con Julio Galcerá y Mala Seguida





Con Galloping Guitars




Con Flashbacks




Con Jah Macetas y El Rumbero Jamaicano






Con Eduardo Bort




Podéis obtener más información sobre Eduardo y contactar con él a través de su página web: http://www.eduardomarti.com/



Pues ya lo habéis visto, leído y escuchado. Opiniones maduradas a lo largo de más de cinco décadas, de las que se puede extraer mucha información, orientación e inspiración. Lo que más me llama la atención de Eduardo es lo claro que explica sus ideas sin que suene a sermón dominical.

Queremos agradecerle infinitamente su disposición para realizar esta entrevista, así como el material aportado, su dedicación, su sinceridad y su sencillez a la hora de responder. Un bajista de una pieza: honesto y sin trucos, sin falsas apariencias ni complejos. Todo un ejemplo. Desde Bajo Máximos le deseamos larga vida, y le agradecemos sobre todo esos conciertos memorables que nos ayudaron a crecer como músicos y como amantes de la música.

Aquí podéis leer la entrada en formato revista:








domingo, 25 de enero de 2015

Cómo organizar el aprendizaje musical

Es una situación muy común: te compras un bajo, un pequeño amplificador y te decides a aprender. Te metes en Google o en YouTube y buscas cursos de bajo, tutoriales, etc. Le das a la tecla "enter" y aparecen miles de referencias. En una primera fase, nuestra reacción es buena: hay material de sobra, totalmente gratuito, para aprender a tocar el bajo. Con esa sensación nos acostamos, reconfortados, y puede que nos dure toda la semana, o todo el mes.

En la segunda fase, nuestra reacción ya no es tan buena. Empezamos a ver que no hay orden, unidad, unanimidad en la presentación de los conceptos. Ni siquiera cuando se trata del mismo autor. Nos asaltan algunas dudas sobre lo que es principal o secundario, sobre lo que hay que estudiar primero para comprender materias más avanzadas, sobre el material que está equivocado (que lo hay) y nos va a hacer perder un tiempo precioso en prácticas inútiles. Esta sensación sólo dura hasta que encontramos otro vídeo o curso que nos abre los ojos, y volvemos a ejecutar el bucle indefinidamente.



En los últimos meses, son muchos los que, abrumados por los efectos negativos de la segunda fase, me han pedido consejo sobre cómo enfocar su aprendizaje musical. Lo primero que les puedo decir es lo mismo que publiqué en un foro argentino de bajistas:
No creo que sea un gran problema haber empezado la casa por el tejado, o no haber seguido un orden estricto en el aprendizaje. Sobre todo, porque no habrá dos profesores en el mundo que se pongan de acuerdo sobre cuál sería ese orden, esa sucesión ideal de materias. Por tanto, uno debe identificar lo que le falta, y esto puede que le lleve a otras cosas que faltan, y así, estirando del hilo, uno va sabiendo lo que necesita. Como profesor, recomiendo unas áreas que todo músico debería desarrollar, como son, y las pongo sin un orden:
  • Solfeo y armonía. Para entender cómo funciona la música.
  • Desarrollo del oído musical. Tan necesario para tocar como ver para conducir.
  • Técnica. Ejercicios mecánicos para saber cómo llegar a tocar lo que quieres tocar.
Otras, también importantes serían:
  • Gusto musical.
  • Conocimientos mínimos sobre bajos, amplificadores y efectos.
Y alguna más que se me puede haber olvidado. Es importante saber que se pueden ir adquiriendo todas al mismo tiempo, un poco de cada una, y de hecho es lo normal. Ya sé que las tres que he citado como básicas pueden resultar aburridas y no se consiguen en dos días. Por eso, lo importante es valorar lo que vamos consiguiendo, no lo que nos falta.

Hasta aquí la respuesta para los que no gustan de leer mucho.


Para los que gustan de hablar sobre este tema, hablemos, porque hay mucho que decir. Por ejemplo, ¿qué escuela es mejor para aprender a tocar: la clásica, el jazz o tocar de oído? Obviamente, quien responda la pregunta se verá condicionado por su formación musical. Lo cierto es que no hay una respuesta correcta, a menos que respondamos "las tres". En efecto, en cada escuela podemos encontrar ejemplos de grandes músicos. También los hay que se beneficiaron de las tres, o dos de ellas, en mayor o menor medida. Ninguna forma de aprendizaje debería ser excluida, pues todo suma conocimientos y nos hace músicos más completos.

De la misma forma, toda escuela tiene sus carencias. Todos hemos visto músicos de formación clásica que no saben improvisar un solo de ocho compases; músicos de jazz con una capacidad de lectura deficiente; músicos auto-didactas con grandes lagunas de armonía.

Otra cuestión importante, ya de tipo más general. Se trata de algo que sucede, no ya con la enseñanza musical, sino con cualquier tipo de aprendizaje o información. Tiene que ver con la saturación de información a que nos vemos sometidos. Cada vez se genera y se distribuye más información, por lo que es imposible abarcarla toda. Estamos pasando de la era de la información a la era de la desinformación, ya que, cuando tienes tanta información, a menudo contradictoria, por la incapacidad de los autores para ponerse de acuerdo, ya nadie sabe lo que es cierto y lo que no lo es. Cien mil personas opinando sobre cualquier tema, a su favor, y cien mil opinando en contra, dejan la cuestión en tablas. Es decir, perpetúan el enigma.

Conclusión: siempre podremos guiarnos por nuestra intuición y estirar del hilo de lo que ya sabemos. Detectar qué áreas nos fallan y completar y buscar esa información concreta. Este es el trabajo. Todo aprendizaje ha de ser activo. No importa lo que tardemos, sino lo que vayamos consiguiendo. Todos moriremos con muchas cosas por aprender, así que es mejor no mitificar al músico perfecto. No existe.