Si has leído la primera parte de este artículo y quieres saber cómo ajustar tu ritmo para conseguir efectos interesantes, aquí encontrarás todo lo necesario.
Cómo conseguirlo
Como dijimos en la primera parte de este
artículo, desplazar mínimamente nuestra pulsación con respecto al tempo no hará
que perdamos el ritmo. Nuestras notas sonarán desplazadas con respecto al
tempo, pero equidistantes entre sí. El
terreno entre la última semicorchea de un tiempo y la primera del tiempo
siguiente es nuestro hueco para producir el pequeño desajuste. Para practicar,
colocaremos el metrónomo a un tempo lento, para controlarlo mejor, digamos a 60
bpm. Practicaremos con una figura muy sencilla, que no nos haga pensar para
ejecutarla. Así nos podremos concentrar en el ritmo. La siguiente figura, un
arpegio de A, podría servir:
Fig. 1 |
Ya tenemos todos los ingredientes. El
siguiente vídeo muestra de qué forma podemos producir ligeros desajustes en
nuestro tempo para dar una intención distinta a nuestras líneas de bajo.
Como siempre, se trata de practicar hasta tenerlo dominado. Una vez dominemos lo básico, podemos seguir experimentando nuestros desajustes con velocidades distintas (más rápidas) o compases distintos (en 12/8, por ejemplo, conseguiremos un efecto muy interesante en cualquier blues).
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