- El turnaround es un elemento básico que consiste en el final de frase de todo "ciclo" de doce compases. Normalmente se ejecuta en los dos últimos compases (el 11 y el 12), aunque algunos muy sofisticados ocupan los últimos cuatro compases (9 - 12). Puede ser armónico o melódico.
- En la figura 1 vemos, a la izquierda, la estructura típica del blues mayor. Y a la derecha, su ejemplificación en tono de C. En rojo se muestran alternativas usuales. Para transformarlo en menor bastaría considerar los acordes como menores, en lugar de mayores. Añadir la séptima al acorde en los compases 4 y 8 refuerza el efecto de cadencia, aunque, con frecuencia, todos los acordes son de séptima.
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Fig. 1 |
- Ejemplos de turnaround armónico podemos verlos en la figura 2, donde mostramos sólo los últimos cuatro compases de cada ciclo. Los vemos en general (izquierda) y en tono de C (derecha). La última línea resulta de aplicar dos sustituciones de tritono a la penúltima.
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Fig. 2 |
- Existen varias melodías típicas de turnaround. Todo bajista de blues debe disponer de una buena colección de ellas y ejecutarlas sin pestañear en el momento preciso. Vemos un par de ejemplos, a ejecutar en los dos últimos compases, en las figuras 3a y 3b.
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Fig. 3a |
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Fig. 3b |
- Otro condimento típico es el turnaround final, es decir, aquel que pone fin a la interpretación. Indispensable cuando nadie sabe cómo terminar, cuando la cosa empieza a sonar de mal en peor, u otros desastres natuarales. Puede ejecutarlo, como señal, cualquier instrumento (excepto la batería, obvio, aunque estos pueden marcarlo en forma de break o redoble característico de fin de fiesta). Pero si nadie se anima a cortar por lo sano, el bajista debería tomar esta sabia decisión. En la figura 4 vemos un ejemplo infalible.
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Fig. 4 |
Esto no es todo, ni mucho menos. Pero confío en que sirva como punto de partida para explorar ese mundo limitado-pero-ilimitado que es el blues. Por descontado, una atenta escucha a los principales bluesmen que vienen en todas las enciclopedias, acompañada de otra atenta escucha a bajistas de la talla de Johnny B. Gayden o Tommy Shannon, ayudarán a despertar ese bluesman que llevamos dentro.
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