martes, 3 de septiembre de 2013

Anti-bajistas top 8

Estamos cansados de ver esos nombres, los bajistas galácticos que destacan como alfiler dorado en una cama con sábanas negras.  Aquellos cuya fama les precede de tal forma que hasta podemos hablar de ellos durante toda la noche sin haberlos escuchado jamás, ni saber qué cara tienen: Jaco Pastorius, Stanley Clarke o Larry Graham para los más viejunos; Les Claypool, Victor Wooten, Flea o Billy  Sheehan, para los más imberbes.

Siempre me ha irritado esa manía de hablar más de los que más se habla, pero es inevitable, es la condición humana, la ley de los grandes números, ley de vida. En este artículo doblaremos un poco esa ley echando un vistazo al lado oscuro de la Historia del bajo eléctrico. Bajistas que uno se avergonzaría de mencionar en una discusión académica por miedo a perder su empleo y ser tildado de freak de por vida. Sujetos de una catadura bajística insondablemente pobre que, sin embargo, vencieron todos los obstáculos e hicieron correr ríos de tinta narrando sus hazañas.

Como es costumbre, nuestra cuenta será regresiva y enfocada en el despegue. Así que, ahí vamos con nuestro anti-bajista número...

8.- Stuart Sutcliffe (Beatles)



El primer bajista que tuvieron los Beatles, que no llegó a catar la fama debido a su muerte, de un tumor cerebral, en 1961. Sin duda era mejor pintor que músico, y de todos es sabido que él, consciente de su patosismo, daba la espalda al público en cada concierto para camuflarse en las habilidades grupales de sus colegas. Cierto, mucha gente no notó nada raro.



7.- Dee Dee Ramone (The Ramones)



Oriundo de Queens, New York City, nuestro amigo demostró al mundo cómo se pueden componer decenas de canciones famosas sin dominar instrumento alguno. Más preocupado por lo que haría al bajar del escenario (adivina qué), y en contar como un niño hasta cuatro antes de cada canción, Fender le debe mucho por su fidelidad al Precision blanco y negro.

6.- Richard Hell (Television, Richard Hell & The Voidoids)

Junto con Tom Verlaine, núcleo de Television, rechazaron a Dee Dee como guitarrista por su incapacidad. Eso, ¿le convierte en más capaz? En absoluto. Pero su merecido halo de intelectual del punk, le libró de los dardos de la crítica. Sus saltitos en directo, totalmente pasados de moda y sin estilo alguno, irritaban a más de uno.

5.- Arthur Kane (New York Dolls)

Declarado alcohólico y perseguidor de mujeres enormes, el bueno de Arthur siempre se tomó su oficio con calma. Aprender a tocar es de bobos, de presumidos y de... ¿Para qué vas a sentarte en tu cuarto a perder el tiempo cuando sigues consiguiendo mujeres y whisky, cuando te llevan en limusina a salas de concierto abarrotadas? Echa cuentas.

4.- Pete Wentz (¿qué c*****s?)

No sé ni quién es, ni en qué banda toca, ni tengo ganas de saberlo. Si figura en este ranking es porque todo Google coincide en que es uno de los peores bajistas que jamás posaron sus sucias zapatillas sobre la faz de la Tierra. Y lo que Google dice no seré yo quien lo desmienta.

3.- Nikki Sixx (Mötley Crüe)

Probablemente una de las imágenes más glamourosas de los años '80, y epítome de estrella del rock, es otro caballero que demuestra hasta la saciedad que carácter es destino y viceversa. El síndrome de tocar fatal pero lucir de lo más cool. ¿Quién puede culparle en una era en la que se come por los ojos? Cambia tu amplificador por un buen cardado de melena y listo.

2.- Ian Kilmister "Lemmy" (Hawkwind, Motörhead)

No, este señor no se va de tiempo flagrantemente, pero representa la esencia del anti-bajo. Toca acordes y les añade distorsión, algo así como tocar la guitarra rítmica con un bajo Rickenbacker. Eliminar las frecuencias graves de sus líneas le alejan de un bajista y le emparentan con un jet Lear, pero eso no parece preocupar a sus miles de fans.

1.- Sid Vicious (Flowers Of Romance, Sex Pistols)

El incuestionable ganador. El que no entendía cómo otros podían tocar una canción entera sin parar a descansar. El que no grabó en el único disco de los Sex Pistols, cediendo el relevo a Steve Jones. El que sí entendía que la imagen lo es todo. El que se paseó de costa a costa de los Estados Unidos sin dar una nota en el sitio. El bajista que más entrevistas, portadas de revista y aureola mítica consiguió con menos conocimientos profesionales. En su torpeza, el bueno de Sid inspiró a muchos. Muchos pensaron que, cuanto menos se preocuparan del instrumento, más les perseguiría la fama.


Estos especímenes no son fáciles de encontrar, y tiene su lógica: si tocas mal, tus compañeros te echan del grupo; o lo hace el productor en mitad de la grabación de un disco; o lo hace un ejecutivo de la discográfica que pinta más que cualquier miembro del grupo. Así que, en una industria tan competitiva, como lo fue la industria discográfica en las últimas décadas, se necesita alguna cualidad extra para infiltrarse en terrenos donde difícilmente se perdonan los errores. Tomado de otra forma, podríamos pensar que es ridículamente difícil ser mal bajista... y hacerse famoso.


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