No hace
falta decir que estos artículos se refieren a la pura técnica. Para ejecutarla
sobre acordes debemos tener un buen conocimiento de los patrones que forman
estos a lo largo del mástil. Los patrones que forman en estado natural, en
primera inversión y en segunda inversión.
Ahora que tenemos clara la posición, mostrada en la figura 2 de la primera parte de este artículo, vamos a ejecutar algunos patrones que nos sirvan de ejemplo. En la figura 1 vemos un patrón rítmico sobre el arpegio de Am7. Los números situados sobre las notas corresponden a la mano derecha y los situados debajo, entre el pentagrama y el tabulado, a la mano izquierda.
Fig. 1 |
En la figura 2 vemos un patrón sobre los arpegios de Am y G, pero en segunda inversión, es decir, quinta, tónica y tercera menor (de grave a agudo). Aquí, percutiremos la tercera del arpegio con el dedo índice de la mano izquierda. La quinta y la tónica tienen una digitación similar a la del ejemplo anterior.
Fig. 2 |
También tenemos la posibilidad de ejecutar el acorde, en lugar del arpegio. Para ello, basta con percutir las notas al mismo tiempo, en lugar de una por una. Además, podemos expandir el rango de nuestras notas graves formando una sencilla línea de walking bass. Vemos ambas cosas en la figura 3, donde nos movemos desde un acorde de Am7 a uno de D7, para regresar después a Am7.
Fig. 3 |
Estas son sólo algunas ideas que nos pueden servir para explorar esta técnica. A medida que nos familiaricemos con lo básico nos será fácil desarrollar nuestros propios patrones, ritmos más intrincados, polirritmias, etc. Para terminar, no olvides que puedes combinar distintas técnicas, como tapping rítmico y slap, por ejemplo, tal y como hace Les Claypool. Que la práctica diaria te sea leve.
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