En realidad, con un buen libro, cinco vídeos, dos tutoriales, un curso o un buen maestro debería ser suficiente para encarrilarnos... si damos con los adecuados. Si tenemos esa suerte, en pocos años adquiriremos una base sólida que nos durará por siempre. Por supuesto, nunca se deja de aprender, siempre hay cosas que mejorar y, según pasan las décadas, hay que actualizarse.
Pero ¿cómo distinguir el buen material? Comparando en base a criterios como los siguientes:
- Claridad. Libros, vídeos y demás que expliquen con claridad no hay tantos. Por desgracia, he leído escasas explicaciones que merezcan la pena acerca de los modos, la música modal, los dominantes secundarios, la sustitución del tritono o la armonía de la escala menor.
- Buena comunicación. Si un libro tiene muchas faltas de ortografía o una redacción pobre, mal vamos. Y se puede aplicar a cualquier soporte físico. No sirve la excusa de que el autor es un grandísimo músico al que no se le puede exigir que, además, sea un gran escritor. Pues no. Pero se le exige que busque un buen escritor, para que le ayude a comunicar su grandísimo saber. De lo contrario, su enorme sapiencia se convertirá en un gran misterio para todos sus lectores.
- Peso. Cuando el material viene muy diluido no es buena señal. Si llevas cincuenta páginas, con letras grandes y espacios en blanco abundantes, además de gráficos o fotos que apenas aportan información, y apenas has aprendido un concepto muy básico, dos cosas:
- Tienes mucha paciencia, pero no la malgastes
- Cambia de libro ya
- Trucos y atajos. La explicación de un procedimiento, aunque sea de forma muy científica, puede ser una trampa. Apretamos este botón y se abre la puerta. No, amigo. Enséñame cómo funciona el botón, cómo puedo construir uno a mi medida para utilizarlo donde lo necesite y poder abrir la puerta que necesito abrir, que rara vez será la del ejemplo. En resumen: no me des un pez; enséñame a pescar.
- Arriba es abajo. A veces, un material que parece muy farragoso puede ser útil si tenemos un poco de paciencia; otras, un material que parece muy claro puede resultar inútil. Comprueba siempre lo que vas aprendiendo para ver si funciona.
No puedo terminar este artículo sin referirme a eso que todos andamos buscando al explorar un libro, vídeo o tutorial: el atajo. Y no un atajo cualquiera, sino el Gran Atajo. Es decir, aquel enfoque o técnica que nos ahorrará un montón de años en nuestro camino hacia la excelencia bajística y musical. Un amigo mío está convencido de que existe dicho atajo. Son cuatro reglas que enseñan en el Berklee College of Music, sólo a los iniciados, a cambio de una costosísima matrícula y el juramento de no revelarlas.
Pues no. En música no hay atajos. Los genios, sin duda, tienen una capacidad cerebral y un talento sobrehumanos, lo que les faculta para aprender más rápido. Pero no encontraron ningún atajo. Y ahora tengo que dejaros porque tengo un par de libros a mitad. No, espera. Esta noche toca jam-session. Allá que me voy.
Muchas gracias José! voy siguiéndote y progresando. Lo más importante mantener la motivación en el día a día.
ResponderEliminarTú lo has dicho, Rubén. Y para motivarnos, lo mejor es pensar en lo que ya tenemos. Saludos!!!
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