jueves, 3 de abril de 2014

Crear una base rítmica (IV)

Añadiendo elementos

      Imaginemos que nos viene dado un ritmo de batería junto con uno de guitarra, o teclado, como el que muestra la figura 1.
Fig. 1
    Ahora, tomemos este ritmo y secuenciémoslo, junto con el ritmo de batería (figura 4, parte II), a una velocidad de 100 bpm. Ya estamos listos para introducir la línea de bajo, el adherente que soldará batería y guitarra de forma coherente. ¿Añade el nuevo ritmo alguna complicación a nuestra tarea? Pues no. Ni el ritmo de batería, ni el de guitarra, parecen interponerse entre nosotros y un groove interesante. La figura 2 muestra un ejemplo.

Fig. 2
      Esquema rítmico a corcheas, coincidiendo con el bombo, notas del acorde y una nota de paso en tiempo débil. No podemos fallar. Nótese cómo el bombo acentúa las notas del acorde: C, E y G. En caso de emergencia, una línea de este tipo nos sacará de cualquier apuro. Sin embargo, es muy probable que deseemos experimentar con líneas no tan facilonas. Antes de añadir tensiones y disonancias, antes de sumergirnos en un mar de notas, sería interesante experimentar con el esquema rítmico. La figura 2 muestra un par de ejemplos.

Fig. 3
     También podemos construir líneas de más de un compás. La figura 3 muestra un ejemplo. En el primer compás hemos colocado tresillos, creando una polirritmia más intrincada, lo que produce cierta tensión.

Fig. 4
      También podemos construir una línea rica en ritmo y básica en cuanto a notas (fig. 4)

Fig. 5
    Incluir notas de larga duración, así como silencios, produce un efecto más relajado, al tiempo que deja respirar a los demás instrumentos (fig. 5).

Fig. 6
    Pocas figuras de nota relajan y muchas crean movimiento. Podemos combinar ambos efectos en una misma línea (fig. 6). Además, podemos hacer eco al esquema rítmico del bombo, como se puede ver en el primer compás.

Fig. 7
    Podemos componer líneas de más de dos compases, aunque lucirán mejor en tempos no muy rápidos.

Melodía principal

     Vamos a añadir ahora la melodía principal de la canción, que bien puede ser ejecutada por una voz, bien por un instrumento solista. En otro artículo hemos hablado del contexto, de tener en cuenta el esquema rítmico formado por la melodía de la voz, el número de instrumentos, etc. Todo esto condicionará nuestra línea de bajo, y lo debemos tener en cuenta si queremos que el conjunto suene con claridad.




miércoles, 2 de abril de 2014

Crear una base rítmica (III)

     Es posible que ninguno de nuestros grooves sea premiado. Sin embargo, ejercitar nuestras habilidades nos coloca más cerca del groove definitivo... en caso de que exista. No toda línea de bajo debe ser genial, pero sí funcional.

          Y, ¿qué ocurre si el ritmo cambia a semicorcheas? En la figura 1 vemos cómo nuestra línea formada por corcheas encaja con el nuevo ritmo, a pesar de ser un ritmo no muy afortunado. No crea muy buen groove, pero sigue siendo correcto y, si lo escuchamos atentamente, posee una
 polirritmia efectiva.

Fig. 1
          Recapitulando, nuestras posibilidades sobre esquemas rítmicos incluyen:
  • Tocar corcheas sobre semicorcheas y viceversa
  • Tocar ritmos binarios sobre ritmos ternarios y viceversa. Esto incluye tocar tresillos en ritmo binario o dosillos en ritmo ternario
  • Tocar figuras de nota superiores a la subdivisión mínima, así como introducir silencios y síncopas
         Construir grooves poco afortunados en estilo libre suele tener dos causas:
  • Modificar el esquema rítmico continuamente
         Podemos efectuar frases de un compás, de dos, de cuatro, de ocho, etc. Si las creamos de un número impar de compases producirán cierta tensión, interesante o no dependiendo del contexto. Pero si modificamos el esquema rítmico de nuestra línea de bajo cada dos por tres, eso no crea un groove.
  • La elección de notas
      La segunda mitad de toda línea de bajo. En general, cuantas más notas usemos, más probabilidades de recargarla. En la figura 2 vemos un ejemplo de línea donde hemos utilizado las doce notas de la escala. Es decir, todas.


Fig. 2
      Se puede comprobar que, aparte de su difícil ejecución, no sirve muy bien su propósito de hacer que la canción camine. Veamos otra forma de resolverlo con el mismo esquema rítmico y sólo tres notas (fig. 3).


Fig. 3
 Una pregunta que aparece continuamente. El esquema rítmico del bajo, ¿debe coincidir con el del bombo de la batería? No. Es una de las mil posibilidades que tenemos, y produce un efecto muy concreto, pero no es obligatorio. Úsala cuando quieras que tus notas se vean reforzadas por los golpes del bombo. El resto del tiempo, experimenta con otros esquemas rítmicos.

     Hasta aquí hemos visto cómo crear un groove a medias con nuestro batería. Hemos supuesto que no existen ritmos producidos por otros instrumentos, patrones estilísticos o acordes que nos condicionen. A continuación veremos cómo proceder cuando se dan estos elementos.



martes, 1 de abril de 2014

Crear una base rítmica (II)

Distinguiendo elementos

     Como sabemos, toda línea de bajo, groove, riff, etc, consta de dos elementos inseparables que, con propósitos analíticos, podemos separar:

  • Esquema rítmico
  • Notas
          Como ejemplo veamos la figura 1, donde se muestra una línea de bajo.

Fig. 1

    Ahora, separemos los dos elementos mencionados. En la figura 2 podemos ver el esquema rítmico.

Fig. 2

        Y en la figura 3, las notas que la componen.

Fig. 3
       En efecto, sólo dos notas. La nota G aparece 6 veces en dos alturas distintas: en su registro más grave y en la octava superior. Pero sigue siendo la misma nota. Esta cualidad, la de repetir nota sin repetir nota, es lo que hace de la octava un intervalo tan valioso y especial.

        Volviendo a lo anterior, prácticamente todo esquema rítmico que toquemos con el bajo sobre cualquier otro esquema rítmico propuesto por el batería será correcto. No siempre será el más adecuado para la canción, o el que más nos guste, pero será correcto técnicamente. Por sí mismo constituirá un groove decente en espera de un buen contexto.

      Vamos con más ejemplos. Crearemos un groove sobre un ritmo dado. La figura 4 muestra un ritmo de batería de los primeros que se aprenden. Para quien no esté familiarizado con la escritura de ritmo, la nota de base corresponde al bombo; la intermedia, a la caja; y las "x" de arriba, al charles o hi-hat.


Fig. 4

      Programemos este ritmo en cualquier secuenciador para que suene una y otra vez. Hemos simplificado al máximo, omitiendo ritmos producidos por otros instrumentos. Supongamos que tocamos sobre un solo acorde, como C. El tempo o velocidad nos va a condicionar. De momento, fijémoslo en 100 bpm. Tómate quince minutos para experimentar antes de seguir leyendo.


       Después de divertirnos un poco, analicemos. El ritmo de la figura 1 va a corcheas. Es decir, podríamos introducir figuras de nota superiores, como negra, blanca o redonda, pero la subdivisión mínima que encontramos es de corchea. Pues bien, creemos nuestro groove a base de corcheas y no podemos fallar... a menos que nos enfoquemos en hacerlo mal. Se admiten silencios, síncopas y figuras de nota superiores. Se recomienda tocar en el primer tiempo, al menos en la primera corchea. Aunque si deseamos una línea de bajo transgresora podemos omitir este punto. Las figuras 5a y 5b muestran tres ejemplos construidos sobre el ritmo de la figura 4.


Fig. 5a

Fig. 5b



sábado, 29 de marzo de 2014

Crear una base rítmica (I)

       Lo leemos en todas partes y lo dice todo bajista: el bajo debe empastar con la batería para formar una sección rítmica potente, una buena base, cimientos, un groove... Los que empiezan a tocar piensan: "Sí, bueno, pero, ¿qué es eso?, ¿cómo se hace?". Los que llevan tiempo tocando se obcecan en lograr "el groove definitivo", y nada de lo que tocan les parece bastante bueno. En este artículo intentaremos no dar nada por supuesto y llegar al fondo de la cuestión. De cómo empastar con el ritmo del batería y crear un groove sin trauma alguno.

      De hecho, aunque es una habilidad crucial para un bajista, es más sencillo de lo que parece. Tal vez no lo sea crear un groove que figure entre los diez mejores de la historia del rock. Pero es más difícil tocar uno incorrecto que uno correcto. Uf, qué alivio.


      Empecemos por definir groove. Por resumirlo mucho diremos que es esa sensación, creada por los instrumentos de la base rítmica, que capta nuestra atención y nos incita a bailar, movernos, o cualquier otro tipo de reacción placentera. En la base rítmica no están solo el bajo y la batería, sino cualquier instrumento que hace ritmo, como una guitarra, un piano, un sintetizador, incluso la sección de metales cuando se dedica a tocar puro ritmo. Sin embargo, los instrumentos en la base de la base son bajo y batería. Si el groove que crean ambos no es satisfactorio, nada de lo que se añada encima podrá remediar mucho el efecto negativo. De ahí su importancia.





        Recordemos que, como dice el refrán, donde hay patrón no manda marinero. Es decir, si tocas un estilo con un patrón rítmico concreto (cumbia, guaracha, tango, bossa nova, samba, ska...) es imperativo ceñirse al patrón para interactuar con la percusión. Este artículo va más enfocado al estilo libre.

        Como bajistas debemos completar la parte del batería para crear un groove. Otras veces es el batería quien debe completar la idea del bajista. Es importante prestar atención a los acentos. Si hemos escuchado suficiente música del estilo que estamos interpretando es difícil que, al escuchar el ritmo del batería, no se nos ocurran ideas. Aunque hay días malos. A veces es imperativo crear un groove al instante, como en una improvisación, o una grabación. Si ese no es el caso, llévate el trabajo a casa y consúltalo con la almohada un par de noches. Tu inconsciente aportará ideas mucho más frescas, calibradas y originales... a menos que seas un maestro de la improvisación.





viernes, 28 de marzo de 2014

Conectando registros y cuerdas en el bajo

Como dijimos en referencia al Nashville tuning, cambiar de octava sin abandonar el orden de la escala puede refrescar nuestras líneas de bajo. Aquí mostramos cómo se conecta la cuerda más grave con la más aguda, sin necesidad de ejecutar todas las notas de la escala. Puede ser útil para tocar notas agudas sin perder de vista la tónica. En este artículo nos referiremos a bajos de 4 cuerdas, aunque la idea puede aplicarse a cualquier bajo. Para un bajo de 5 cuerdas sirve lo dicho en este artículo y, además, podemos establecer la misma relación entre la quinta cuerda y la segunda. Y en un bajo de 6 cuerdas, la misma relación entre la sexta y la tercera, y la quinta y la segunda. En resumen: entre una cuerda grave y la tercera cuerda aguda subsiguiente. Y viceversa.

Existen varias formas de conectar ambas cuerdas u octavas, la más aguda y la más grave. La forma más lenta sería por movimiento cromático; una forma más rápida sería mediante una escala; una forma aún más rápida sería mediante un arpegio; y una forma automática sería como se explica a continuación.

Modos de la escala mayor

Comenzaremos con la tónica de cada modo y continuaremos en la octava superior. En la figura 1 vemos la digitación para los modos mixolidio (izquierda), jónico (centro) y lidio (derecha), es decir, los modos mayores. Se presentan juntos por su similar digitación.


Fig. 1
En la figura 2 vemos la digitación para los modos eolidio (izquierda) y dórico (derecha).


Fig. 2
Finalmente, en la figura 3 vemos la digitación para los modos locrio (izquierda) y frigio (derecha).


Fig. 3
Escala pentatónica

En la figura 4 vemos la escala pentatónica mayor de C, que coincide en notas con la escala pentatónica menor de A. Vemos cómo pasar de la cuarta a la primera cuerda sin abandonar el orden de la escala. Mostramos sólo con qué dedo comenzar en la cuarta cuerda. Con un círculo hueco se representan las notas intermedias de la escala.


Fig. 4

En la figura 5 podemos ver un ejemplo de cómo usar la pentatónica según lo aquí expuesto.


Fig. 5

Lo mismo podemos aplicar a otras escalas, como la hexátona, por ejemplo. Para finalizar veamos un ejemplo en el que ejecutar una frase con cambio de octava puede rescatar de la monotonía una línea de bajo. En la figura 5 vemos una sencilla línea de bajo que une Cmaj7 con Am7, y vuelta a empezar.


Fig. 6

Desarrollando esta idea podemos convertirla en la estrofa que muestra la figura 7. 


Fig. 7
Después podemos intercalar un puente (figuras 8 y 9), para regresar de nuevo a la estrofa.


Fig. 8
Fig. 9

Todo lo visto aquí puede y debe expandirse en todas direcciones. Se pueden tocar acordes, en lugar de líneas, etc. ¡Experimenten!