Hemos hablado de la importancia de la mano que ejecuta, la que percute las cuerdas. Para muchos académicos, esta mano tiene más importancia a la hora de tocar, más que la que fija las notas en el mástil. Pero lo verdaderamente crucial es la coordinación entre ambas. De nada servirá adquirir velocidad con una si la otra no puede seguirle. Así que, cuando hablamos de velocidad, en realidad estamos hablando de llevar nuestra coordinación manual al siguiente nivel.
Vamos a proponer un ejercicio que servirá para desentumecer nuestros dedos y aumentará nuestra coordinación manual. En la figura 1 vemos una línea de bajo simple, algo funky, que servirá para nuestro propósito. La primera parte de la línea la ejecutaremos siempre igual, como vamos a ver. Es al llegar a las semicorcheas (E - F - F# - G) cuando nuestro ejercicio adquiere significado. Para comenzar, toquemos la línea tal cual está escrita.
Fig. 1 |
Hemos efectuado tres golpes de mano derecha sobre la nota E. Lo que viene a continuación son tres variaciones sobre la misma línea. Dejando constante la primera parte, efectuaremos los tres golpes cada vez en una nota del grupo de semicorcheas. Ahora toca hacerlo sobre F (figura 2).
Fig. 2 |
Vamos a hacerlo ahora sobre F# (figura 3).
Fig. 3 |
Por último, desplazaremos los golpes a la nota G (figura 4).
Fig. 4 |
Este ejercicio puede resultar lioso al principio, pero de eso se trata: de sacarnos de nuestra zona de confort, de lo archi-sabido, para no terminar tocando siempre lo mismo. Lo que ya sabemos tocar, no necesita mucho insistir. Ahora debemos ir a por lo que no nos resulta tan fácil.
Escala cromática
Sin dejar la coordinación manual aprovecharemos para ver esta escala. Como ya dijimos, la escala cromática puede servirnos como recurso de emergencia, por ejemplo, si nos perdemos en un solo.
En la figura 5 vemos la escala cromática empezando por A. La digitación es fácil: en sentido ascendente, consiste en colocar un dedo por traste (1 - 2 - 3 - 4) y desplazarse un traste hacia la izquierda cada vez que cambiamos de cuerda; en sentido descendente, al revés: un traste hacia la derecha.
Ejercicios como estos mejorarán nuestra coordinación manual. Al mismo tiempo, recorrer con soltura la escala cromática es un recurso que puede brindarnos muchas ideas a la hora de construir o improvisar nuestras líneas de bajo.
Fig. 5 |
Nuestro ejercicio con la escala cromática consiste en tocarla, primero, a ritmo de negras: una nota por golpe de metrónomo. Es importante que no se note que cambiamos de cuerda, sino que suenen las notas seguidas, lo más legatto posible. Una vez conseguido esto, pasaremos a ejecutar la escala a ritmo de corcheas: dos notas (distintas!) por golpe de metrónomo. Y una vez conseguido esto, pasaremos a tocarla a semicorcheas: cuatro notas por golpe de metrónomo.
Ejercicios como estos mejorarán nuestra coordinación manual. Al mismo tiempo, recorrer con soltura la escala cromática es un recurso que puede brindarnos muchas ideas a la hora de construir o improvisar nuestras líneas de bajo.