Hablemos un poco más sobre ritmo. Es bueno saber armonía, sin duda, pero de
nada sirve si, al tocar, no nos ajustamos al tempo. Hay quien dice que se nace
con el ritmo, otros que se aprende... Lo cierto es que, sea cual sea nuestro
sentido rítmico, es una habilidad que no se diferencia de otras: podemos
mejorarla. ¿Cómo? Practicando.
Tocar nuestra línea de bajo con buen sentido rítmico puede marcar la
diferencia. Es aconsejable, además, dominar el contratiempo, dominar cualquier
combinación de semicorcheas y silencios, los tresillos, el 3/4, los compases
ternarios, saber tocar ternario sobre binario y viceversa, dominar compases
inusuales como 5/4 y 7/8... En resumen: cualquier reto rítmico que nos puedan
plantar ante las narices. Pero no todo a la vez, sino una cosa después de la
otra.
Vamos a ver un ejercicio simple que nos permitirá cambiar de tiempo a
contratiempo, y también nos permitirá ver lo que ocurre y sentirlo como una
experiencia penta-sensorial.
Se trata de tocar un conocido arpegio, o línea de bajo, sobre el clik del metrónomo. Sé que muchos odiáis el metrónomo, y todos mis esfuerzos para que os convirtáis en amigo suyo han fracasado. Es algo que no puedo solucionar. No soy publicista. No puedo hacer una campaña televisiva para lo améis como yo lo hago, pero os repito que es mucho lo que puede hacer por mejorar vuestro sentido rítmico.
Ea, programemos nuestro metrónomo a una velocidad de 100 golpes por minuto. Después, ejecutaremos la línea de bajo que se muestra a continuación. Se trata de un conocido arpegio de sexta (C6) con reminiscencias del rock and roll de los años 1950. Una vez dominados los rudimentos del ejercicio podemos sustituir la línea de bajo aquí propuesta por cualquier otra que sea más de nuestro agrado, pero tiene que ser algo archi-conocido, algo que nos evite pensar, para poder concentrarnos en cambiar de tiempo a contratiempo.
Fig. 1 |
Fíjate cómo
nos comemos la última nota del arpegio, al tocarlo por segunda vez, e
invertimos el ritmo.
Al ir a tiempo, el clik del metrónomo nos acompaña al tocar la primera
corchea de cada par, como un golpe de bombo de la batería; al cambiar, el clik cae
sobre la segunda nota de cada par de corcheas, como un golpe de caja.
Tócalo
durante un rato y siente el efecto que produce.
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