Precisión
Por precisión entendemos ese conjunto de habilidades manuales y dactilares que evitan que nuestra línea de bajo suene borrosa, o turbia, en contra de nuestra voluntad. Es una de las cosas que más trabajo da al que empieza a tocar, y podríamos decir que tocar el bajo consiste, en gran parte, en adquirir precisión.
Exceptuando a Motörhead y otras aves, sin las cuales nuestra adolescencia hubiera sido un aburrimiento completo, una línea de bajo turbia no puede subirse de volumen, porque enturbia toda la mezcla. No empasta bien con la batería. No marca bien los acordes. No sirve a su propósito. No, no y no.
La imprecisión puede ocurrir por distintos motivos:
Mano que digita
- Al cambiar de cuerda hacemos sonar la cuerda anterior, al aire, y su sonido se mezcla con la nueva nota. Ocurre con frecuencia al ir de grave a agudo.
- Al cambiar de posición, sobre todo con ecualización aguda, el arrastre de nuestros dedos sobre las cuerdas produce un sonido que ensucia la ejecución.
Mano ejecutora
- Al percutir la cuerda hacemos sonar otra/s cuerda/s y se mezclan las notas. Sucede, sobre todo, con la técnica de púa.
- Al cambiar de punto de apoyo golpeamos las cuerdas hacia el cuerpo del bajo, sobre la pastilla, produciendo un chasquido que ensucia la ejecución.
Silenciando las cuerdas
¿Cómo podemos evitar sonar turbio?
Mano que digita
- Relaja la presión que haces sobre la nota y esta deja de sonar. Aprender a controlar esto es muy útil.
- Colocar un dedo, normalmente el índice, a modo de cejilla, abarcando todas las cuerdas, posado sobre ellas, evita que suenen. Aunque los dedos de la otra mano las percutan por error.
Mano que ejecuta
- Posar la mano sobre las cuerdas, sin golpearlas, anula el sonido. También puede hacerse con un solo dedo. Incluso con el antebrazo, desplazándolo hacia abajo.
- En ocasiones puede ser útil introducir un dedo entre dos cuerdas, para anular su sonido por completo, mientras tocamos sobre otra u otras.
Para adquirir precisión es conveniente trabajar estas habilidades, y otras que se nos ocurran, combinando las de ambas manos. También es importante practicar para atinar en las cuerdas que queremos que suenen, lo que sólo otorga la práctica consciente. Nuestra velocidad máxima de ejecución se ha de medir en limpio. Es decir, a qué velocidad podemos tocar sin que suenen notas al azar.
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