Continuamos viendo algunas triquiñuelas que mejorarán con creces nuestras líneas de walking bass.
- Cuando un acorde se mantiene in aeternum, o sea, durante muchos compases o toda la pieza, puede ser útil echar mano de escalas bebop. Ya las mostramos en Bajo Mínimos (ver Teoría -VIII). Ojo: no se trata de escalas como las demás. Están diseñadas para hacer coincidir las notas del acorde en los tiempos 1 y 3 de cada compás. Por lo tanto, cuando uno toca una escala bebop suele seguir el orden de la escala, en sentido ascendente y descendente, y también saltar, de vez en cuando, a otra nota. Para saltar hay que tener en cuenta que, si vamos a caer en los tiempos 1 ó 3 del compás, hemos de saltar a una nota del acorde. Y lo opuesto si se trata de los tiempos 2 y 4. En la figura 1 vemos cómo encajan las notas del acorde en los tiempos impares del compás (1 y 3) y las notas de paso en los tiempos pares (2 y 4), en una escala bebop mayor de C. También vemos cómo hacer un salto en el tercer compás (de D a G).
Fig. 1 |
- Hasta ahora hemos contemplado el patrón rítmico de una negra por cada tiempo del compás. Una vez dominado esto podemos introducir alguna otra figura rítmica, en caso de que necesitemos quitarle un poco de rigidez a nuestro acompañamiento. En la figura 2 podemos ver algunos ejemplos: a) Dos corcheas en un tiempo. b) Lo mismo, dos tiempos seguidos. c) Tresillo de corcheas. Por supuesto, en caso de tocar un grupo de notas en tiempo 1 ó 3, la primera nota del grupo deberá ser tónica, tercera o quinta.
En la figura 3 vemos una triquiñuela que nos puede sacar de un error. ¿Qué ocurre si llegamos antes de tiempo a la nota objetivo? Podemos utilizar volver atrás un paso, o darlo hacia delante, y caer después en la nota objetivo.
Fig. 2 |
En la figura 3 vemos una triquiñuela que nos puede sacar de un error. ¿Qué ocurre si llegamos antes de tiempo a la nota objetivo? Podemos utilizar volver atrás un paso, o darlo hacia delante, y caer después en la nota objetivo.
Ojo: viciarse con figuras rítmicas podría llegar a desvirtuar nuestro acompañamiento. No olvidemos que nuestro objetivo sigue siendo rítmico y de soporte armónico, de ritmo constante y perfilando acordes, así que demasiada filigrana podría despistar a otros ejecutantes. Es preferible centrarse en el ritmo y soltarse la melena en un posterior solo.
- Por último, es imperativo darle swing a nuestro bajo caminante. ¿Cómo? Pues muy fácil: escuchando a los grandes del swing. Observemos detenidamente cómo lo hacen los grandes. Grabemos nuestras líneas y comparémoslas, para ver en qué podríamos mejorar la próxima vez. Algunas grandes figuras del walking bass, en el periodo clásico del jazz, fueron Milt Hinton, Jimmy Blanton, Ray Brown, Ron Carter o Paul Chambers, aunque no lo únicos. Es mucho lo que se puede aprender de ellos y recomiendo fervientemente su escucha. Ya te adelanto que no te aburrirás.
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